El propio Domingo Faustino Sarmiento, obsesionado con el progreso, se encargó de impulsar esta producción en su Cuyo natal, trayendo cepas de Francia. Hay que saltar hasta fines del siglo XIX para encontrar la primera gran bodega local, El Trapiche, fundada por Tiburcio Benegas sobre unas 250 hectáreas. En 1885 el ferrocarril se encargó de fomentar la fiebre del vino mendocino, muy solicitada en la céntrica Buenos Aires.
El vino en la Argentina renace durante la pasada década del 90, cuando tras varias idas y vueltas, comenzaron a importarse bienes de capital con arancel cero y varias bodegas iniciaron su modernización. El acero inoxidable reemplazó entonces a las piletas de hormigón; aparecieron las barricas de roble francés; y se adquirieron nuevas líneas de embotellado y etiquetado. También comenzó a apostarse al perfeccionamiento profesional. El éxito alcanzó escala mundial, con vinos argentinos compitiendo en la elite mundial. Este avance no fue sólo productivo, técnico y comercial, sino que se expandió hacia el turismo, con la apertura de las bodegas al público. Se dio así una explosión del fenómeno de degustaciones «in situ» y recorridos por las viñas. Maduró así el nacimiento de los llamados Caminos del Vino, primero en Mendoza, pero luego en todas las provincias con experiencias bodegueras.
- Mendoza
Es la meca de la producción de vino en la Argentina y uno de los puntos
más destacados a nivel mundial. Más de 1.000 bodegas producen allí unos
10 millones de hectolitros al año, con la variedad de uvas Malbec como
la estrella local. Una amplia gama de atractivos y experiencias
vinculadas al enoturismo y a su rico entorno histórico cultural se
recorren en circuitos por las regiones del terruño provincial. En sus
oasis se concentran más de 900 bodegas. De Norte a Sur y de Este a
Oeste, los llamados Caminos del Vino van surcando paisajes rurales,
entre oasis, valles, o en el alto piedemonte, así como espacios de
ciudades y ámbitos suburbanos. Siempre con el marco imponente de los
Andes.Los caminos albergan bodegas con encanto y abiertas al turismo: desde bodeguitas típicas cuyanas, históricas de distinto estilo, familiares, artesanales, bodegas-boutique hasta grandes establecimientos con tecnología de avanzada para producir calificados vinos de exportación.
También las ciudades muestran complejos vitivinícolas, o primitivas bodegas que quedaron envueltas por el avance de la urbanización y el empuje de la vitivinicultura, aggiornadas con un entorno de wine bar, restoranes típicos, artesanías gastronómicas, delicatessen, que pueden recorrerse tanto en tours de bicicletas como en otros recorridos especialmente diagramados por empresas de transportes turísticos de distinto tipo. Pero tal vez lo más importante es que el visitante puede vivir estas rutas pernoctando en alojamientos temáticos junto al camino, al viñedo o en hoteles, hosterías u originales posadas en las bodegas. Esta opción puede articularse con el disfrute de comidas típicas o cocina gourmet en restoranes temáticos entre las cubas. La experiencia de cosechar en temporada o pernoctar en casas campesinas es otro atributo de los caminos del vino y en la zona sur se puede jugar golf entre los viñedos.
- San Juan
El Valle de Tulum acapara la producción de la segunda provincia
vitivinícola argentina. El
clima seco y templado es perfecto para el cultivo y producción del
Syrah, la cepa que mejor se adaptó a la región. Las bodegas sanjuaninas
más reconocidas son Viñas de Segisa, Fabril Alto Verde, Champañera
Miguel Más, Las Marianas, San Juan de Cuyo y La
Guarda. Todas están altamente equipadas con maquinarias de última
generación, vasijas de acero inoxidable, refrigeración computarizada,
barricas de roble para guardar sus vinos.
- Salta
El camino del vino en la altura norteña se da desde la ciudad de Salta,
recorre el Valle de Lerma para finalizar en el Sur, en Cafayate, la zona
vitivinícola por excelencia. El Torrontés es la uva distintiva en Salta, pero las
bodegas locales han avanzado en la generación de vinos en base a
varietales como Cabernet Sauvignon, Malbec, Syrah y Chardonnay. En las
ciudades de Yacochuya y Colomé, a más de 2.000 metros de altura sobre el
nivel del mar, hay modernos emprendimientos, reconocidos por ser los de
mayor altura del mundo.
- La Rioja
Las uvas y las bodegas se concentran en Chilecito, Nonogasta, Felipe
Varela, Villa Castelli, Vinchina, Castro Barros, Anillaco, San Blas de
los Sauces, Sanagasta y Famatina. El Torrontés es la variedad destacada e
incluso ya ha logrado premios internacionales.
- Neuquén
La Patagonia es la región que más creció en materia vitivinícola
durante los últimos años y ya posee una ruta muy adaptada a la actividad
turística en chacras y bodegas. San Patricio del Chañar y Añelo son las
áreas donde predomina la producción de uvas Chardonnay, Malbec, Merlot,
Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Cabernet Franc y Sauvignon Blanc.
- Río Negro
Es en el Alto Valle del Río Negro, en la localidad de
General Roca, donde se concentra la actividad frutícola. Allí se
encuentran las bodegas más australes del país, que se especializan en
champán. Se generan vinos de la cepa Semillón, Pinot Noir y Merlot.
Mucho viento, bajas temperaturas y un clima muy seco ayudan a evitar la
aparición de enfermedades en las frutas, lo que convierte a la zona en
ideal para la generación de vinos orgánicos.
- Córdoba
Los jesuitas trajeron la cultura del vino a la región a partir del
siglo XVII, tradición que dos siglos después fue retomada por italianos.
Hoy la vitivinicultura se centra en el departamento Colón, con Colonia
Caroya como la ciudad que concentra la mayor cantidad de bodegas y
productores. La especialidad son los vinos artesanales.Fuente: Ambito
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