Dos alternativas, cámara en mano, para aprehender sin reparos la vida isleña cerca del Tigre y la isla Martín García.
No importa el equipo fotográfico que se tenga. Sólo importan las ganas y la creatividad para captar lo que los ojos vean. Así invita Mario Cocci, un reportero gráfico que por las vueltas de la vida se dedica actualmente al turismo, a dos safaris fotográficos que se harán en la zona del Tigre.
Para el 5 y 6 de setiembre están previstos dos días a plena fotografía en la isla Martín García. La convocatoria es a participar de un safari fotográfico con la intención de internarse en la misteriosa Centinela del Plata para relevar (y revelar) la rica historia de sus casi 500 años desde que Don Juan Díaz de Solís recaló en sus costas para luego morir a manos de los charrúas.
Los restos del presidio, el original y vistoso teatro, las defensas costeras, el crematorio del lazareto, el enigmático cementerio de las cruces inclinadas, las viejas barracas de adobe, el barrio chino, las canteras de granito y la historia de los presidentes democráticos autoritariamente desterrados a sus 180 hectáreas serán algunos de los hitos que quedarán en el foco de la cámara y de los recuerdos.
La ínsula fue el escenario histórico de disputas entre españoles y portugueses, ingleses y franceses; también entre uruguayos y argentinos. También fue allí donde anclaban los barcos que llegaban cargados de inmigrantes en los dos siglos anteriores y hacían la cuarentena los buques.
Todo esto: disputas, arribos y aislamientos dejaron su huella y están a la vista para encontrarlos, fotografiarlos y disfrutarlos junto a la variedad de pájaros y su característica vegetación similar a la del delta del Paraná. Los que participen del safari fotográfico se alojarán en la cálida hostería de la isla, con pensión completa.
Cruzarán el río navegando por el delta profundo en cómodas embarcaciones colectivas. (Inscripción hasta el 24 de agosto. Tarifa $ 480, incluye traslados náuticos, pensión completa sin bebidas, guiado local y el asesoramiento fotográfico profesional).
Por otra parte, otro safari fotográfico isleño (por una isla cercana al Tigre) partirá el 20 de setiembre. Los serpenteantes caminos isleños, semitapados por la frondosa vegetación, son una invitación permanente a recorrerlos, a sentir el crepitar de las ramas secas, de las hojas, a escuchar el canto de los pájaros y empalagarse con los colores de los árboles.
Pero también a descubrir lugares increíbles escondidos en las islas, conocer la gente que las habita, sus trabajos, la relación con las mareas y los botes y los barcos. Todo eso forma parte del paisaje original que se pretenderá aprehender con la máquina. Costo de $ 140 por persona e incluye traslados náuticos, almuerzo con bebidas, guiado local y el asesoramiento fotográfico profesional.
Cara a cara
Los personajes del mundo del turismo, si es válido ese giro para nombrarlos, tienen siempre mucha tela para cortar y es, por lo general, placentero escucharlo. Ésta es la historia de Mario, el organizador de los safaris fotográficos.
"Empecé a realizar el Safari Fotográfico Isleño, en 2002, luego de haber comprado y refaccionado La Real, un viejo y robusto galpón donde funcionaba la licorería de la Fábrica de Sidra Real. Hasta ese momento había trabajado como reportero gráfico y como conocía profundamente la isla donde está, pensé que era un buen lugar para hacer fotosafaris”.
“Esta isla está muy cerca de Tigre, sólo quince minutos de lancha, por lo que la gente que vivía allí cuando el Delta era un gran productor frutihortícola, trabajaba en las quintas y en la fábrica de sidra; estudiaba en un viejo convento de franciscanos que funcionaba como escuela primaria y secundaria.
"El convento todavía existe y se puede ver desde la costa pero no hay actividades; la fábrica de sidra está abandonada. Lo interesante es la gran cantidad de caminos isleños que comunican internamente la isla y que al andarlos dejan comprender profundamente cómo se vive cerca del río, cómo es la relación con las mareas y cómo son las casas de los lugareños.
"También es viable aprender acerca de la vegetación local ya que algunos senderos son agrestes. Todo esto que relato otorga innumerables situaciones fotográficas que permiten tomas originales y únicas, ya que cada estación del año tiene una particularidad en los colores y los tonos, y a eso hay que sumarle la originalidad propia del ecosistema”.
“En esa búsqueda de imágenes fotográficas es donde vuelco mi asesoramiento y trato de enseñar lo que aprendí como reportero gráfico durante más de 20 años. Además cuando los visitantes están en La Real, pueden ver viejas fotos y coberturas de mis trabajos en los medios, lo que es un disparador de intercambios muy rico tanto para mí, como para los visitantes. En los fotosafaris, los asesoro sobre los lugares aconsejables para hacer clic, el ángulo, la lente a utilizar y todo aquello que permita hacer buenas fotos”.
Fuente: Los Andes Online
http://www.losandes.com.ar/notas/2009/8/16/turismo-440637.asp
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