Baradero: Buenas nuevas campestres

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Además de las propuestas clásicas como la Fiesta del Chocolate, se suman la reserva natural Parque del Este y Santa Coloma, incipiente pueblo turístico

lanacion.com | Turismo | Domingo 16 de agosto de 2009

Si los pueblos hablaran, traerían murmullos de tardes de invierno con mates compartidos, los susurros de la hojarasca y el ladrido de los perros callejeros. En su cotilleo, las vecinas no perderían la oportunidad de comentar las novedades de todos los días. En este caso, las de Baradero, de campos ondulados enmarcados por las barrancas de los ríos Baradero y Arrecifes, a 150 km de Buenos Aires por la ruta 9.

Baradero hoy celebra su XII Fiesta del Chocolate de la mano de Ana María Laguyas, de El Varadero de la Colonia. Ostenta la nueva reserva natural Parque del Este: se abrió al público un espacio que fue un antiguo cementerio indígena y se apoya el nacimiento de un incipiente pueblo turístico dentro de su comarca, Santa Coloma. Pero vamos despacio, que aún así se vive en los pueblos.

La fiesta del chocolate se celebra todos los años en El Varadero de la Colonia, casa de campo con cinco bungalows en Colonia Suiza, a pocos kilómetros de Baradero. Además, El Varadero cuenta con restaurante de especialidades suizas; hace 36 años vararon por propia elección Ana María y el pediatra Norberto Guariniello para atender a los amigos y después a los viajeros.

En esta edición de la fiesta se podrán elegir platos del buffet con especialidades suizas como el pastel de queso del Cantón de Valais, las torrejas del Cantón de Fribourg, la tortilla del Jurá, las tostaditas de Vinzel de queso y vino, el mondongo a la Neuenburg, la Bearnesa de queso, las papas rösti, el ragoût de mil habas, y de postre, el pastel de manzana del Cantón de Valais.

Al llegar los invitados recibirán el chocolate con especias como lo preparaban en México, mientras degustarán chocolates y escucharán su historia y sus leyendas. Concluirán la tarde con pâtisserie típica y chocolate caliente, previa clase-taller de Carolina Barlatay, donde se prepararán y degustarán bombones, petits fours, trufas, ganache, fondue, y un largo etcétera.

De optar por alojarse en los bungalows - hoy concluye la fiesta, pero más adelante se harán nuevos talleres ligados al oro negro, más allá del atractivo natural del sitio-, la novedad consiste en la incorporación de un anafe con heladerita y horno eléctrico en un pequeño estar para que parejas y familias tengan más independencia, con vista a la puesta de sol por las tardes.

Continuando con el cotilleo de las vecinas, es decir con las novedades del pueblo, la Reserva Natural Urbana Parque del Este de Baradero se encuentra actualmente en la etapa de trazado de senderos interiores, a punto de inaugurarse.

Está un kilómetro al este del centro de la ciudad, a 7 km de la ruta nacional 9, a unos 142 km de la ciudad de Buenos Aires y posee 8 ha, en el sector de mayor biodiversidad dentro de las regiones Pampa y Delta e Islas del Río Paraná.

Por otra parte, desde 2006 se realizan acciones para desarrollar un museo de sitio y un centro de interpretación cultural en un lugar llamado Cementerio Indígena, por haberse encontrado allí evidencias de la vida de los nativos chanaes y guaraníes, que fueron reducidos en la misión franciscana de Santiago del Baradero, fundada por Hernandarias en 1615. Actualmente están en construcción cuatro grandes murales que expresan en imágenes el mundo aborigen.

Por último, a 30 km de Baradero sobre la ruta provincial 41, Santa Coloma ya presentó sus papeles para ingresar en el recorrido de los llamados pueblos turísticos de la provincia de Buenos Aires. Conserva la originalidad de un pueblo que creció al margen de un desvío del ferrocarril en el km 128, con su estación, los galpones de acopio y sus casas de adobe, al estilo de los primeros inmigrantes, sobre calles con nombres de árboles.

Una iglesia, un bar

Son 180 habitantes que despiertan todos los días con la ilusión intacta, con su pequeña capilla con la Virgen de Santa Coloma. Despiertan también los ojos negros y brillantes de Sandra que, con la llave de la iglesia en la mano, no sólo la limpia, sino que da catequesis a los niños, atiende a los hijos, y también a los clientes y parroquianos que quieran dar una vuelta por el bar El Polingo -su casa-, convertido en tal gracias a un pequeño préstamo del Banco de la Buena Fe y al impulso del programa Cambio Rural del INTA, entre otras instituciones y personas.

La estación de tren se convirtió en centro cultural e incipiente biblioteca. Cuando fuimos había clase de computación y estaban rezando para que Internet funcionara en el pueblo.

Algunas casas mueren en el campo y se destacan por su belleza: son de algunos conocidos artistas de la ciudad como Luis Benedit. La de María Julia, que no es artista sino cocinera, abrió sus puertas como casa de pastas: el menú, que incluye sorrentinos y fideos caseros estirados a mano y cortados a cuchillo, es una pequeña cartulina con una hoja sostenida por tiritas de tela albiceleste pegadas con plasticola, que quedaron del 25 de Mayo. Como para no olvidarse de la patria, y así sostener la osadía de creer en esta tierra bondadosa.

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