El rodeo, lugares encantados

La placidez de una aldea de montaña, sobre los faldeos de la sierra de Ambato. Un escenario ideal para el trekking y las cabalgatas.

La panorámica desde el Cristo blanco que reluce sobre la ladera es un plano amplio que abarca la serranía de Ambato y sus valles. Sin embargo, la vista es parcial de este paisaje de precordillera, a 38 km de San Fernando del Valle de Catamarca.

La propia naturaleza oculta bajo su manto denso la mayor parte de los matices de El Rodeo. Unos 500 metros abajo, a los pies del cerro Huaico, la abigarrada secuencia de nogales, algarrobos, churquis, talas, sauces y álamos apenas deja resquicios para entrever los tejados rojos de los chalés. Hasta el persistente rumor de los ríos se silencia y la presencia de esos tentáculos de agua transparente que refrescan la aldea sólo queda reflejada en los mapas.

La ruta que trepa la montaña desde la capital se monta sobre una cuesta y transforma el plácido paseo inicial en una excursión algo más inquietante, sacudida por curvas, precipicios, subidas y bajadas. Y el sol y la sombra de la vegetación de altura, en una alternancia constante. La cinta deja de zigzaguear y, en el más absoluto silencio, conduce a los automovilistas hasta los márgenes del río Ambato. El agua desciende a los saltos y trasluce piedras, truchas y raíces, un escenario soñado que sugiere un picnic. El ritual convoca a los previsores y sorprende a turistas a punto de cometer la afrenta de pasar de largo.

Hacia el mediodía, el microclima termina de delinear su atmósfera más agradable y se multiplican los grupos dedicados al trekking hasta el Cristo y el descanso con los pies en los cinco ríos que tajean el manto verde.

Enfrente de la escultura de piedra, una cabalgata busca al paso la cumbre del cerro Pelado del Fraile. Pero el imprevisto planeo de un cóndor alborota a los turistas, los baqueanos y sus caballos. El venerado pájaro andino se presta a jugar con las cámaras que le apuntan: queda suspendido en el aire unos segundos, bailotea sacudido por el viento y, repentinamente, desaparece, mimetizado con la montaña verde.

Fue fundada en la serranía de Ambato, en el siglo XVII.Queda a 36 km de la capital por la ruta 4.

Fuente: Clarín Turismo

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