Gualeguaychú. Brillos y lentejuelas

Hasta principios de marzo, Gualeguaychú es la sede del más fastuoso Carnaval del país. Cada comparsa invierte casi dos millones de pesos para deslumbrar como nunca. Gualeguaychú duplicó con turistas su cantidad de habitantes.

Pura espuma

Las entradas oscilan entre $ 15 y $ 500. Allí, la belleza no tiene precio.
En cuanto haya pasado el primer tramo de marzo, alrededor de 190 mil espectadores se habrán congregado durante los fines de semana de enero y de febrero, a lo largo de los 500 metros del Corsódromo de Gualeguaychú (Entre Ríos), para participar de una de las más importantes fiestas populares anuales de la Argentina. Después de la última noche, las comparsas desecharán los $ 1.900.000 que cada una de ellas gasta, aproximadamente, en cada edición del Carnaval. Sólo guardarán, para reciclar, las plumas amazónicas, de faisán y de pavo real, joyas difíciles de conseguir. El resto deberá entrar en el olvido, para empezar un nuevo ciclo que culminará en el Carnaval de 2011.

Pero todavía quedan varios días más para disfrutar de las novedades de este año, en particular, las inversiones aplicadas al Corsódromo: nuevas tribunas de cemento, con capacidad para 1.800 personas, y nuevas boleterías, que permiten ampliar los puestos de venta brindando mayor comodidad a la gente. Lo que no es novedad pero sigue destacándose como siempre es la excelencia de las comparsas. Papelitos, del Club Juventud Unida; O Bahía, del Club de Pescadores; y Ara-Yevi, del Club Tiro Federal están en la competencia de este año. Cada una lleva cuatro carrozas, con medidas máximas establecidas por reglamento: en promedio, andan por los 17 m de largo, 7,5 m de ancho y 12 m de alto. A su alrededor, tocan instrumentos, cantan y bailan los 300 integrantes que, como tope, puede tener cada comparsa.

Purpurina, canutillos, lentejuelas y mucho sudor bañan a los esculturales hombres y las seductoras mujeres que deleitan a los espectadores. Por esos artistas de la exhibición, los turistas –pese a los precios del Carnaval– eligen invertir buena cantidad de dinero en unos pocos días, con el mismo espíritu de desmesura al que invita el Carnaval desde tiempos ancestrales. La cerveza –fundamental para el calor y la alegría– sube de precio en estos días, como la espuma. Las localidades se pueden conseguir por apenas $15 y a partir de allí, los asientos y el sector VIP se elevan para todos los bolsillos, hasta los $ 500. ¿Vale la pena la inversión? Por supuesto. La entrega de las comparsas, que cada año se esmeran por perfeccionar las categorías de vestuario –con espaldares que llegan a pesar 80 k–, carrozas, música, baile y puesta en escena, no se mide en dinero, sino en belleza. Y el Carnaval de Gualeguaychú no la mezquina: la derrocha.

De Entre Ríos al mundo

José “Yanito” El Kozah, presidente de la Comisión de Carnaval encargada de la organización general, y también representante del Club Sirio Libanés, es –como muchos de los responsables y participantes de este gran evento de Gualeguaychú– un gran promotor que no ahorra entusiasmo a la hora de hablar. Por eso, para caracterizar el Carnaval, dice: “Nuestro Carnaval está en el tercer puesto de los mejores carnavales del mundo. Es una mezcla del Carnaval de Venecia, con el de Río de Janeiro, con la suntuosidad que lo caracteriza, sin escatimar el lujo, la belleza, colorido, figuras de hombres y mujeres exuberantes, materiales de excelencia, grandes orquestas, combinando con fastuosas carrozas y originales coreografías. Se destaca la convocatoria de miles de personas durante todas sus presentaciones. Gualeguaychú es una ciudad tranquila, con alrededor de 100 mil habitantes, bellezas naturales, lugares de esparcimiento, hermosas playas, termas, casino. Pero durante los meses de enero, febrero y la primera semana de marzo, la ciudad se transforma en una fiesta total: la llegada de los turistas casi duplica la cantidad de habitantes, y entonces el Carnaval es el máximo protagonista”.

Fuente: Diario Perfíl
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0445/articulo.php?art=20028&ed=0445

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