Uyuni - El mayor desierto de sal en el mundo

Una de las 25 Maravillas Naturales

Con casi 12 mil kilómetros cuadrados, el salar de Uyuni (o Tunupa) se extiende al sur de Potosí, en el Altiplano boliviano.

El Salar de Uyuni –o Tunupa– con sus casi 12.000 kilómetros cuadrados, es el mayor desierto de sal del mundo. A una altura de 3.650 metros sobre el nivel del mar, esta llanura blanca se extiende 150 kilómetros de norte a sur y 250 kilómetros de oeste a este, situada al sur del departamento de Potosí, en el Altiplano boliviano.

En el pasado, este enclave entre los cordones oriental y occidental de la cordillera de los Andes alojó un gran lago: Ballivián. Hace 40.000 años, el lago ocupaba una gran extensión de la cual formaban parte lo que hoy son los salares de Uyuni y Coipasa y los lagos Poopó y Uru-Uru, entre otros.

Se estima que el salar de Uyuni contiene unos 64.000 millones de toneladas de sal, de las cuales 5.000 millones son de litio, lo que lo convierte en la primera reserva mundial de este mineral.

El salar está conformado por 11 capas de sal, de entre dos y 10 metros cada una, con una profundidad total de 120 metros. Estas capas están formadas por salmuera y barro lacustre y contienen, además de litio, boro, potasio, magnesio, bórax y sulfatos de sodio, que son de difícil extracción por la falta de agua. Algunas pequeñas cooperativas se encargan de su explotación.

Otro mineral muy particular que se encuentra es la ulexita, llamada "piedra televisión", que tiene una particularidad: por su transparencia, refracta a la superficie de la piedra la imagen de lo que está abajo. Debido al gran tamaño del salar, su superficie lisa y la alta reflectividad que posee, se lo utiliza para la calibración de satélites.

Unos 60.000 turistas lo visitan al año y, en base a sus experiencias, la prestigiosa revista Rouge Rides lo considera en el primer lugar de las 25 maravillas naturales e históricas del mundo (la misma lista ubica al glaciar Perito Moreno, de Argentina, en el 10º lugar).

Mitología. Ancestralmente, el salar fue conocido como Tunupa, una denominación de origen mitológico. Cuenta la leyenda que Tunupa fue el dios masculino creador de los aimarás, pero también era la bella y sabia reina de un pueblo primitivo de las Yungas, que se dice fue la que dio origen a los salares.

Los jefes de su pueblo vaticinaron que su belleza causaría guerras y desgracias, lo que hizo que Viracocha (dios supremo andino) le recomendara que se marchara. Para indicarle el camino creó la Cruz del Sur, y Tunupa, con su séquito, comenzó la peregrinación. Cuando llegaron al Altiplano, las enormes montañas se quedaron prendadas de la hermosura de Tunupa. Illimani, Huaina Potosí y el Illampu la cortejaron, mientras el Sajama se convirtió en su protector.

Huayna Potosí logró seducirla, la embarazó y luego se desentendió de ella. Sajama recriminó su comportamiento y la discusión entre ambos colosos terminó con una guerra, en la que los hermanos pelearon entre sí, hasta la intervención de Illimani, que logró la paz. Tunupa continuó su camino en soledad con su embarazo, para luego dar a luz un varón. Con sus hemorragias, formó el lago Poopó y, al poco tiempo, su hijo murió. Luego de enterrarlo, en la zona de Quillacas, siguiendo la Cruz del Sur llegó a la zona de Coipasa donde, para aliviar el dolor, exprimió sus senos y creó el salar.

Continuó hacia el sur, donde la constelación le mostró el final del éxodo. Cuando todo anunciaba la felicidad para ella y su pueblo, de nuevo los cerros del entorno se prendaron de su belleza. Tunupa huyó desesperada a vivir en soledad con su pueblo, razón por la que el volcán que lleva su nombre está separado de la cordillera intersalar por una gran pampa, a orillas del salar.

Cómo se llega. Desde La Quiaca se cruza la frontera a Villazón, Bolivia, desde donde parten, por la mañana, los colectivos a Tupiza, por terrenos escabrosos que dificultan la circulación a través de caminos fangosos, ríos y pequeñas poblaciones sembradas en los valles más fértiles. Este viaje es, de por sí, todo un espectáculo de paisajes y gentes y a la vez una aventura. Quedarse empantanado o esperar horas a que baje la crecida de un río para poder cruzarlo es algo corriente.

Tupiza carece de atractivos, salvo sus cerros coloridos, pero es conveniente hacer noche allí ya que viajar de noche por estos páramos no es recomendable.

La próxima parada es Atocha, un poblado bastante precario, con gente dedicada exclusivamente a la minería. Luego, se atraviesa la cordillera de Chichas, donde se destaca el imponente volcán Chorolque (5.514 metros) con su cumbre nevada, hasta llegar al anochecer a la ciudad de Uyuni.

Este fue un importante nudo de la red ferroviaria que comunicaba Bolivia, Chile y Argentina, y que ahora sólo presta mínimos servicios. El pueblo no tiene atracción turística alguna, pero es el centro logístico para visitar la región del salar, la cordillera volcánica de Lípez y las lagunas de colores.

Para agendar

Excursiones
- Son muchas las agencias que ofrecen más o menos las mismas excursiones, de tres o cuatro días, por unos U$S 80 (incluye transporte, comida y alojamiento).

- A la hora de elegir, hay que cerciorarse de la fiabilidad de la agencia. Para ello, conviene leer los carteles en distintos idiomas, de anteriores turistas colocados en la paredes de las agencias, que animan a contratarlas.

- Pero, lo más apropiado es ver qué tipo de vehículo 4x4 poseen y cuántas personas viajarán en la excursión.

- Seis es el número adecuado, salvo que vaya una cocinera, que ocupará el asiento delantero al lado del conductor, pero si es este último quien se encargará también de la comida, mejor.

- Hay que asegurarse de que los choferes no beban durante el recorrido, para evitar posibles accidentes (algunos ya han ocurrido).


Fuente: La Voz
http://www.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=542727

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