A puro pedal por Traslasierra

Travesía cicloturística desde Taninga, por ruta provincial 28, el valle de Pocho, Camino de los Túneles, hasta Villa Dolores y Mina Clavero, en el valle de Traslasierra. Tres días en bicicleta por esa particular geografía cordobesa.

Esta travesía de cicloturismo se realizó en otoño pasado con temperaturas diurnas que llegaron a los 31º y noches frescas. Fueron tres días de pedaleo desde Taninga por la ruta provincial 28 para llegar a Chancaní y luego Villa Dolores y Mina Clavero.

La partida fue, cerca del mediodía, desde Taninga con rumbo oeste por ruta consolidada, sierras bajas a corta distancia y con el fondo de los volcanes de Pocho que trepaban el horizonte. El camino avanza entre campos con pastizales bajos y sierras de suave pendiente donde se explota la ganadería y en algunos casos hay sembradíos de maíz, entre algunos algarrobos y palmeras caranday.

A 20 kilómetros divisamos el poblado de Las Palmas, pequeño caserío donde nace la ruta que lleva a Pocho. Como era tarde de sábado todo era calma y sólo algunas gallinas en la calle.

Más adelante apareció la capilla Las Palmas, que data de 1736, con un pequeño atrio y dos campanas. El humilde interior muestra una talla en madera de Cristo crucificado y los rayos de sol atraviesan los agujeros de la chapa del techo. Pequeños arroyos cortan la población y en las laderas de las sierras se observan socavones de antiguas explotaciones mineras.

Entretenidos por el hermoso paisaje ascendimos hasta encontrar el primero de los cinco túneles. Magnífica obra de ingeniería realizada en la década de 1930 para conectar Córdoba con La Rioja. Cuando se sale de la oscuridad de la construcción se divisan los llanos riojanos y se recibe la imponente vista hasta donde el horizonte se hace cielo. Sólo algunas polvaredas interrumpen la monotonía del llano. Después de cruzar los cinco túneles comienza el descenso y desde los miradores se observan los cóndores.

En el llano una recta apenas dibujada indica la continuación de la ruta 28 y una línea zigzagueante a la derecha presenta al río Chancaní. Bajamos de los 1.100 metros sobre el nivel del mar a poco más de 300 en pocos kilómetros.

Al final de la cuesta, la ruta 28 se convierte en poco más de una huella a la que el monte le gana la pulseada. Entre serruchos y arenales llegamos al cruce con la ruta 51, por la que seguimos y donde la sequía se hizo evidente: guadales, tajamares vacíos y mucho polvo.

Reserva Chancaní. Al atardecer llegamos a la Reserva Provincial Chancaní un paraíso del bosque serrano donde la vegetación y la fauna protegida expresa todo su potencial. Muy buenas instalaciones permiten acampar y desde aquí realizar recorridos por senderos educativos. Seguimos hasta el pueblo de Chancaní para comprar alimentos. En los últimos kilómetros aparecieron ranchos y viviendas muy precarias. Buscamos alojamiento hasta llegar al viejo almacén de ramos generales de Nelly quien alquila habitaciones que dan a un enorme patio con galería donde gallinas, patos, las palomas pasean entre flores y árboles frutales.

El pueblo es una tira de casas sobre la ruta con algunas casas neo coloniales y veredas de ladrillo de un metro y medio de alto. Una capilla y la plaza, completan la zona urbana.

Camino a Villa Dolores. La radio a todo volumen con la misa de ocho por radio María, nos despertó. Cuando salimos de la habitación doña Nelly limpiaba los pisos de la galería y repetía las oraciones. Bien desayunados salimos a enfrentar los 70 kilómetros de arenales rumbo a Villa Dolores.

Después de kilómetros de quebrachos y algarrobos de gran tamaño, entre dunas y serruchos, arribamos a El Desafío, estancia donde nos abastecimos de agua. En el último tramo, desde Bañado de Pajas, el camino es serrano y en los últimos 10 kilómetros se presenta un arenal intransitable. Ya en San Pedro comienza el asfalto y el monte y la aridez se reemplazan por campos de aromáticas y acequias.

La plaza de Villa Dolores fue nuestro comedor y una canilla sirvió para sacarnos la tierra del camino.

Avanzamos lentamente disfrutando de 30º de temperatura con el fondo de las Sierras Grandes, hasta Villa de las Rosas previo paso por Las Tapias. En el camino destacan ofertas de yoga, meditación, cabalgatas, baños de barro, alimentos artesanales y orgánicos.

Se dice que Villa de las Rosas tiene un microclima particular: mucho verde y mayor humedad. Nos alojamos en la casa de la familia León, con un hermoso patio lleno de flores, a media cuadra de la plaza.

Rumbo a Mina Clavero. Con una mañana fresca volvimos al asfalto donde muchos gauchos se movilizaban por la fiesta del 25 de mayo. Llegamos a la rotonda de Los Pozos y tomamos el desvío hacia el dique La Viña a seis kilómetros de distancia. La magnífica obra de ingeniería consiste en un enorme paredón de hormigón de más de 100 metros que contiene al lago. En el camino hay restaurantes donde se ofrece pejerrey y muchos puestos de dulces, chorizos y quesos de cabra. Una de las casas ubicadas a la vera del camino lucía un cartel con un concepto de Mahatma Gandhi: "la pobreza es la peor forma de violencia" .

La ruta atraviesa las poblaciones de Las Chacras, Los Hornillos, Las Rabonas y Nono. La avenida central con su subida nos recibió en Mina Clavero donde terminamos en la casa de unos amigos que nos esperaban con un costillar a las brasas.

Para agendar

Recorrido: Taninga, Los Túneles, Chancaní, Villa Dolores, Villa de las Rosas y Mina Clavero. Por ruta provincial 28, camino consolidado de sierra, por la E-51 de arena y ripio y R-15 de asfalto.
Cuándo. Mayo 2009.
Kilómetros totales: 196.
Bicicletas: Marín Nail Trail (ella), GT Avalanche 2.0
Ciclistas: María Cristina Sosa (46) - Germán Gustavo Rebord (47).
Equipo: dos alforjas traseras todo de marca Halawa.
Dónde dormir: se puede acampar, con equipo apropiado, en los pueblos; casas de familia brindan alojamiento.
Contacto: rebord22@yahoo.com.ar

Fuente: La Voz del Interior
http://www.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=544599

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